Inexpresable y sin nombre es aquello que constituye el tormento y la dulzura de mi alma, y que es incluso el hambre de mis entrañas. Nietzsche

viernes, 13 de mayo de 2011

Y volverse a levantar

Hoy me acaban de dar la noticia, no he sido seleccionada para un puesto de trabajo. Justificación: buscamos a un hombre, sabes, no es por ti, es que hemos vuelto a definir el perfil y buscamos a un hombre, alguien más agresivo...Primera impresión de esta noticia, sartenazo en la cabeza, sensación de no sirvo para nada, de vaya disculpa más ridícula. Segunda impresión, rabia creciendo en el interior de mi estomago y saliendo a borbotones en forma de palabrotas inconexas, sobre ellos, sobre mi... y energía para mandar mil CV a lo ancho y largo que es el mundo si fuera necesario. Mi cabezonería, por esta vez, se ha impuesto ante la conmiseración. Luego, como si hubiera encontrado la última pieza de un puzzle que neutralizase el dolor, me he dado cuenta que un fracaso puede ser el motor para volver a puerto seguro e intentar amarrar las cuerdas de la deriva. Llevo mucho tempo flotando al vaivén de la corriente y ahora me quiero subir a ver el horizonte y decidir a dónde quiero ir. Se que valgo para muchas cosas, entre otras para el amor y el trabajo, dos factores que me han arrancado de cuajo, uno por terca y otro por falta de amor propio. Ahora voy a luchar por mi contra viento y marea, siguiendo la metafora maritima del día. Hay una canción de Buika, que me recuerda todos los días esta premisa, creer en uno mismo, la cual ha estado tanto tiempo olvidada que ni siquiera sabía que existía. Esta entrada esta desprovista de belleza semántica; es anodina y veraz como mi vida misma. Me da gusto haber aprendido la lección, y si me caigo se que me volveré a levantar. Desde arriba hay vistas más bonitas y quiero ver el atardecer a tu lado, futuro.

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